October 18, 2020

EL NACIMIENTO DE LAS TORTUGAS

--Me da culpa salir y dejarte aquí solo en tu primera noche.
--No te preocupes. Voy a estar bien, de verdad. Tú, sal a bailar que te hace falta. Mira que yo de fiestas estoy harto!!! Unos amigos me visitaron en casa, y los últimos se fueron a las 5 de la mañana. Los tuve casi que correr porque mi autobús salía a las 6:30 y no había hecho la maleta.

María me recibió en el campamento cerca de las 9 de la mañana del 31 de diciembre tras más de 24 horas de haber salido de mi casa, en Alvarado, Veracruz. Aunque a ella le habría tomado un poco más de tiempo llegar porque venía de la Riviera Maya; y antes había estado en Belice; y antes en Colombia, y Chile…Hacía dos años que María había salido de su natal Argentina, y no había vuelto.
Llegó en noviembre al campamento para quedarse solamente quince días pero se enamoró de las tortugas, y llevaba ya dos meses recibiendo a todos los voluntarios, y explicándoles los procedimientos en la localización, creación, y exhumación de nidos…Y por supuesto en la liberación de tortugas.
Después de que me explicó todo al respecto, no dudé en desearle que se divirtiera esa noche en Zihuatanejo.

--Bueno, pues entonces feliz año, Alberto.
--Feliz año, María.

Cuando llegué a Zihuatanejo, tuve que tomar una ruta que viajaba entre cerros guerrerenses durante 25 minutos, y pedir la parada en un poblado que tiene por nombre Buena Vista; es una comunidad pequeña que se dedica al campo y la pesca; y de allí caminar durante 4 kilómetros por una vereda zigzagueante enmarcada por diferentes tipos de árboles que crean túneles otoñales en esta época del año…Cuando me topé con un hermoso y enorme nacaxtle, me abracé a él recordando al nacaxtle que está en “Puerta de Luz”, mi rancho en La Mojarra…Lo tomé como una señal de bienvenida.

El campamento es un terreno rectangular aproximado a las 2 hectáreas…mmmhhh, tal vez más, no lo se exactamente…En la parte más cercana al mar, en su lado derecho, se ubica el corral de los nidos. Los huevos se tienen que sembrar allí para poderlos vigilar, porque si se les deja donde desovan las tortugas corren el riesgo de ser descubiertos por los perros…Jamás me hubiera imaginado que los perros fueran depredadores de tortugas marinas.
El corral también tiene forma rectangular; una medida de 7 metros de ancho por 10 de largo; y está delimitado con malla de alambre, y con un techo de malla negra que lo cubre casi en su totalidad para proteger a las tortugas de los rayos del sol, y también para absorber humedad nocturna que durante los días mantiene fresco los nidos. Tiene una altura de 1.60 metros, así que para entrar me tengo que encorvar, y cuidarme de no tropezar con las cuerdas que se colocan a ras de la arena para delimitar cada nido.
Al lado izquierdo del corral, frente a su entrada, se halla la zona para acampar; que es prácticamente un espacio grande de arena de playa, libre que cualquier vegetación, pero rodeado de pasto.
Exactamente detrás del corral, se levanta una hermosa palapa circular con techo de palma en forma de embudo invertido; sostenida por seis pilares de madera sobre una base de concreto que se alza unos 25 centímetros sobre la arena. ..Coloqué mi hamaca Oaxaqueña entre los dos maderos que me permitían tener una vista del atardecer si inclinaba mi cabeza sobre mi hombro derecho, y una vista del amanecer si la inclinada sobre el izquierdo…También sobre ese lado izquierdo se sitúa un conjunto de palmeras que se extienden hasta los límites del terreno. Y atrasito de la palapa, comenzando la zona de palmeras, está la pequeña estancia para los voluntarios, con cocina, un baño completo, y dos literas de madera…Terminé de acomodar mis pertenencias en una de las literas de abajo, salí a la palapa, y respiré profundo…

---Woooooowwwww!!!...Todo un campamento de tortugas marinas para mí solo!!!...Beto…Feliz año nuevo!!!

Me metí al mar. Hacía años no nadaba en el Pacífico. Allí las olas son más grandes, así que me anduve con cuidado porque a las 5:20 de la tarde no se veía nadie en toda la playa.
Regresé a la palapa, me sequé con la toalla que había llevado, y me acosté cuan largo en la hamaca meciéndome suavemente…sintiendo todavía las gotas de mar escurriéndose por mis cabellos, deslizándose en mis hombros, y humedeciendo mi entrecano vello pectoral.
El traje de baño me comenzó a estorbar…me lo quité…y me reacomodé en la hamaca colocando mis manos sobre mi vientre…Cerré los ojos…y sentí como el cálido sol me comenzaba a tocar los pies…giré mi cabeza para que me rozara la cara. La cara mirando al sol…el sol que atardece imponente…y que toca…acaricia…enciende…y se va sin lastimar…Comencé a sentir un estremecimiento…me empecé a excitar…Alcé mis brazos lentamente, llevando mis manos hacia mi nuca…estirándome completamente mientras daba un largo suspiro…Entonces el sol me tocó por completo…y así…dejé que me hiciera el amor.
…Cuando me sentí complacido, abrí los ojos…y los volví a cerrar…los abrí nuevamente, despacio…y los volví a cerrar…Y nuevamente los abrí con un largo y apacible levantamiento de mi pecho. El sol ya no estaba…En su lugar, un horizonte naranja casi desaparecía detrás de las nubes; y sobre de él, la noche se mostraba violeta…El mar y la playa, ambas oscuras.
Giré mi cabeza hacia la noche, y me topé con las estrellas que se asomaban entre las palmeras; se abrían paso entre las ramas que planeaban con la brisa de las olas…Y más cerca, me miró la luna…La última luna del año. Estaba bellísima, resplandeciente… Mientras el mar oscurecía entre violetas, las palmeras amanecían con la luna…Y yo con ella...Eran las 7 de la noche…

---Es hora de checar el corral de tortugas…Caray ¡¿Dónde puse el traje de baño?!

Cada dos horas se inspeccionaba el corral. Por fuera se checaba que no hubiera ningún animal que pudiera ser un depredador; por ejemplo, algún ave que estuviera pendiente de los nacimientos, y pudiera entrar sin ser vista…Con la lámpara de mano alumbré a una garza del manglar situado exactamente detrás del campamento…Apenas sintió la luz de la linterna, emitió un graznido y se echó a volar, bastante molesta por cierto, porque la alumbré en todo su vuelo hasta que se perdió de mi vista…Aún cuando la noche estaba bastante iluminada, usé tanto la lámpara de mano como la linterna de cabeza que me había comprado ex profeso para esta labor…Dentro del corral, se checa cada nido que está señalado con un pequeño madero donde se escribe el número que lo identifica, el tipo de tortuga, la fecha, y las personas que lo sembraron…Todo estaba en orden, hasta que vi algo irregular en los nidos 371 y 372…

--- Hormigas rojas!!! De dónde salieron estas hormigas??!! Qué se hace con las hormigas??!! Caray, por qué no le pregunté a María qué hacer con las hormigas??!!

Comencé a aplastarlas con mis sandalias, y me di cuenta que era inútil…Las hormigas estaban esparcidas alrededor de ambos nidos, delimitados por un pequeñito corral de alambre cada uno, para que al nacer las tortugas no se diseminen por todo el corral mayor…Salí rápidamente y fui por una cubeta de agua. Regresé y esparcí el agua sobre las hormigas…Escarbé alrededor de ambos nidos…dentro de los mismo nidos…buscando más hormigas…y no encontré…Esparcí más agua para prevenir que pudieran regresar…y sin haber encontrado ningún rastro más de hormigas, me sentí satisfecho y me dispuse a prepararme de cenar…

---Unos hot cakes me caerían estupendamente bien!!! Y bossa nova para ambientar.

Me acosté en la hamaca y me mecí disfrutando de la noche…De vez en vez, desde allí, desde mi hamaca, alumbraba al corral con la linterna de mano, y entonces la garza nuevamente graznaba enojada, y emprendía el vuelo de regreso a su casa…

---Esta garza me debe de odiar, caray…y tanto que me gustan…Pero ni modo garza, no te puedo dejar que te comas a las tortugas. Ya son las 9…Hora de checar el corral!!!

Me coloqué la linterna en la cabeza, la encendí, y con la linterna de mano comencé a alumbrar todo el rededor del corral…Entré, e inmediatamente me dirigí a los nidos 371 y 372…no llegué a ellos…afuera de el nido 373 encontré algo que me horrorizó…Un cascarón de tortuga abierto, y junto a él, una tortuga golfina recién nacida yacía boca arriba; y sobre su vientre, un puñado de hormigas rojas devoraban sus entrañas…

---Quéeee???!!!

Salí corriendo del corral en busca de agua. Tomé un cubo más grande, regresé, y al entrar rápidamente al corral no me agaché y mi lámpara de cabeza se enredó en la malla de techo, entonces tropecé con una de las cuerdas colocadas a ras de arena, perdí el control de la cubeta, y esta se me estrelló en el tobillo derecho. Caí sobre mis rodillas…

---Pinches hormigas de mieeerda!!!

Me levanté; fui al nido 373; me quedé de pie observando a las hormigas sobre la tortuga…estaba muerta…Frustrado, por un momento pensé en dejársela para que se la comieran…pero…

---No!!! Yo vine a cuidar tortugas!!! No, a alimentar hormigas!!!

Vacié de porrazo todo el balde de agua. Si las hormigas no murieron ahogadas, seguramente murieron por el impacto. Tomé con mis manos a la tortuga, y la coloqué en un contenedor profundo de color azul que se hallaba junto a uno de los pilares de la palapa…Me quedé mirándole…y en ese momento me di cuenta que no había usado guantes, como dice el protocolo, para evitar un posible contagio de salmonela…Es un método de defensa que tienen las tortugas; algunas nacen con salmonela, así sus depredadores se contagian, y mueren poco tiempo después de que se las comen...Me lavé las manos con jabón para platos…regresé a la palapa…me acosté en la hamaca…me acurruqué…sintiéndome completamente mal…entonces sentí que la luna me tocaba la espalda…volteé hacia ella…y recordé a mis papás…

---¡¿Qué no habrán hecho para evitar que sus crías fuéramos devorados por las hormigas?!...

Decidí redoblar la guardia. En lugar de cada dos horas, comencé a checar el corral cada hora; haciendo más minuciosa la observación tanto por fuera como por dentro. Así pues, hice revisión a las 10 y a las 11, observando cada espacio; usando ambas linternas para que nada escapara a mi ojos: y caminando descalzo, sintiendo entre los dedos de mis pies cada grano de arena que abarcaba el polígono del corral…Si con mis ojos no veía a las hormigas, con mis pies podría sentir sus piquetes…En ambas revisiones, no encontré a una sola hormiga…a quien sí encontré y volví a iluminar hasta que se perdía de mi vista, fue a la garza parada siempre en el mismo poste lateral izquierdo que graznaba mientras enojada emprendía el vuelo de vuelta a su manglar.
Faltando 15 minutos para la media noche, encaminé mi paso hacia la playa. Iba a hacer un patrullaje en dirección norte para checar si había alguna tortuga desovando…Y también para hacer un poco de tiempo, y que exactamente a las 12 estuviera entrando al corral de nidos…Quería comenzar allí el año nuevo. De regreso del patrullaje, donde no hubo novedades, me tope de frente con los fuegos artificiales que en las playas de Ixtapa ya anunciaban el fin e inicio de año…Tomé mi cámara y saqué algunas fotos…Sonreí, y volteé al corral…la luna lo iluminaba por completo. Y allí nuevamente la garza gris postrada en el pilar…

---¡¿Qué tanto haces allí, garza?!
La iluminé para que se alejara; caminé hacia el corral, y desde fuera dirigí ambas lámparas hacia los nidos…En uno de ellos, a lo lejos, vi algo que me pareció anormal…la arena se veía un poco levantada. Entré al corral y fuí directamente a ese nido...Lo iluminé…Cuatro tortuguitas asomaban medio cuerpo de la arena…estaban completamente inmóviles…Me asusté.

---Están muertas…

Tembloroso, moví la barita de madera que marca la identificación del nido, para tocarlas…Las cuatro comenzaron a moverse.

---Están vivas!!! Están vivas!!!

Salí corriendo del corral. Fui a la estancia del voluntariado para ponerme los guantes de latex…

---Coño, por qué todo lo envuelven con plástico,??!!

Tomé el contenedor transparente que se usa para colocar a las tortugas cuando nacen; entré nuevamente al corral, me senté frente al nido…Ahora eran siete tortugas las que intentaban salir de la arena. Aleteaban, y aleteaban abriéndose paso entre ellas mismas para salir.

---Están naciendo!!! Están naciendo!!!

Con mucho cuidado, tomé a una de ellas con mis dedos índice y pulgar de mi mano izquierda…La sujeté de los bordes de su caparazón…y la levanté a la altura de mis ojos para poderla mirar…La tortuga aleteaba, y aleteaba…sus cuatro aletas se movían queriendo avanzar…seguramente al mar que la esperaba…sus ojos negros impacientes brillaban con la luna…La coloqué en mi palma; cerré el puño suavemente para sentirla por completo…y entre mis dedos, sus aletas empujaban con una fuerza feroz que buscaba la salida…Abrí nuevamente mi mano…

---Bienvenida, hermosa!!!

Coloqué a la pequeña tortuga en el contenedor; y volteé nuevamente al nido, tomando de una a una cada tortuga, contándolas mientras las cambiaba de lugar.

---Cinco…seis…siete…

Mientras más tortugas sacaba del nido, más salían de la arena. De allí, de ese pequeño espacio de tierra marina…De la misma manera en que el agua emerge brotando de la piedra, de la tierra brotaban emergiendo las tortugas…

---Es la vida!!! Es la vida!!!

Y me maravillaba ver como podían salir de allí…cómo podían respirar estando enterradas, y surgir y brotar en ramilletes todas juntas.

---Veinticinco…veintiséis…veintisiete…

Desvié la luz de ambas lámpara para no lastimar sus ojos; y juntando ambas manos tomé un puño de tortugas…las alcé para que la luna las mirara.

---Ja ja ja!!! Qué felicidad!!!

Las coloqué en el contenedor, y comencé nuevamente la cuenta…Ahora usando ambas manos sacaba de una en una a cada tortuga…

---Cuarenta y cinco, cuarenta y seis, cuarenta y siete…

Cuando terminé de agruparlas; me quedé observándolas a todas…moviéndose unas sobre otras…Recordé que había que colocarles arena húmeda en el contenedor, y caminé hacia el mar. Las tortugas comenzaron a aletear más rápidamente; era su frenesí que les indicaba la cercanía de su destino…Sentí un tremendo impulso de liberarlas en ese momento…ellas sabían que el mar las esperaba…Pero recordé que la instrucción era liberarlas con los primeros rayos del sol. Y decidí seguir el protocolo.
Regresé al campamento. Me senté en una de las mesa-bancos que están en la palapa; y colocando a las tortugas a mi lado, escribí en mi bitácora personal…

---65 tortugas golfinas del nido 359. Terminé de agruparlas a las 00:30 horas del 1º de enero de 2018. QUÉ FELICIDAD!!!

Prácticamente esa noche no dormí. Estuve en vigilia caminando entre el corral de nidos, y la palapa…Un nido más nació…Y con los primeros rayos del alba caminé llevando conmigo 115 tortugas que se abrían paso a la vida. Con ambas manos juntas, las liberé a todas…ellas se movían y se movían en dirección a las olas que las cubrían…las arropaban…las mecían entre sus sales…y las adentraban en aquello que a partir de ese momento sería su vida…El mar.
Mientras contemplaba su partida, giré mi cabeza hacia el norte…la garza gris observaba desde una distancia prudente…mojaba sus patas en las mismas olas…y su ojo izquierdo me miraba…

---¡¿Tú sabías que iban a nacer, verdad?!...Gracias por avisarme…pero no puedo dejar que te las comas, lo siento…Ya se me ocurrirá qué darte de comer en estos días…Seguramente las hormigas también lo sabían…pero ellas no me caen bien.

La garza extendió sus alas, y voló hacia su casa…La tortugas ya no estaban…En su lugar, se veían las huellas que habían dejado en la arena…Esas huellas, harían que las tortugas regresaran en 13 años, a esa misma playa. A la playa donde nacieron…Me quité los guantes, y observé mis manos…En ellas, las tortugas también habían dejado sus huellas…y entonces me pregunté…

---¿¡Será que las tortugas se acuerden de mí?!

Posted on October 18, 2020 03:44 AM by alsiete alsiete | 0 comments | Leave a comment

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